A Zeus le duele la cabeza

atenea y ares

A Zeus le duele la cabeza

Como este post recibió muchas visitas, he decidido agregarle algo de contenido extra. En esta ocasión hablaré de un evento de la mitología griega que, a mi entender, dependiendo de lo explícito de la narración, puede resultar bastante terrorífico.

Un poco de contexto

Antes que nada, hablemos de Metis: Ella era la diosa de la prudencia. Era hija de Océano y Tetis. Es decir, una titánide. Pero como las demás titánides femeninas, se mantuvo al margen de la guerra entre titanes y olímpicos. De hecho, fue ella quien le recomendó a Zeus, que le diera una poción a Cronos, para hacerle vomitar a sus otros hijos.

Zeus no puede mantenerla dentro de los pantalones

La cuestión es que mucho después de terminar la guerra, siendo ya el rey indiscutido de los dioses, Zeus, por alguna razón… digamos… se… calentó con Metis (por cierto, era su prima).

Así que Zeus fue a buscarla y trató de seducirla. Parece que esto hizo enojar a la dama, porque empezó a transformarse en animales para tratar de… ¿Disuadirlo? No entiendo muy bien cómo funcionaría eso, pero esa fue su estrategia.

Un repertorio de transformaciones

Primero se convirtió en un ave zancuda (no tengo muchos detalles sobre cuál), luego en jabalí (en mi opinión, debió quedarse en esa forma, aunque conociendo a Zeus, quien sabe qué tan lejos estaba dispuesto a llegar).

Después se convirtió en una piedra. Esa también me parece una buena estrategia, digo, por lo “frío”. Al rato se convirtió en la sombra de una nube (no muy interesante pero pudo haber funcionado).

Como esto no funcionó, se convirtió en el agua de un arroyo (no estoy seguro si fue buena idea). Después se convirtió en un pez resbaloso. Esta es otra que me hubiera gustado ver cómo se las arreglaba el muchacho.

Después se convirtió en un pájaro. Me pregunto por qué no aprovechó para salir volando. Después se convirtió en un insecto polinizador (aquí es donde me permito dudar, o sea, hello, ¡abejas!).

Después se convirtió en una ostra. Esta es cuando menos… interesante.

Y así siguió transformándose, pero tenía que volver a su forma original antes de elegir otra y, en una de esas ocasiones, Zeus aprovechó para atraparla. No describiré lo que pasó después. Usa tu imaginación.

La siestita

Zeus se durmió a su lado, pero no pudo disfrutar mucho de la siesta porque, al poco tiempo, Gea lo despertó enojada.

La profecía

Resulta que Gea le cuenta, que Metis tendría una hija con él. Hasta ahí, todo bien. El problema es que, según Gea, después que naciera la niña, tendrían otro hijo, esta vez varón. Ese hijo varón le quitaría el trono a Zeus, tal como Zeus le quitó el trono a Cronos y Cronos, a su vez, a Urano.

La “solución”

Pero Zeus era más pillo que sus antepasados. Así que no se lo pensó dos veces y… se comió… a Metis. Sí, se la tragó entera y sin pedirle permiso.

Cronos había derrocado a Urano, Zeus, a su vez, había derrocado a Cronos. Pero con aquel acto de cruel canibalismo, Zeus se había asegurado de ser el dios más poderoso de todo el cosmos.

Para consolidar aún más su poder, repartió el resto de los reinos entre sus hermanos. A Poseidón le tocó el mar. A Hades le tocó el reino de los muertos. Siguiendo la misma estrategia, arregló matrimonios entre dioses y diosas. Así, Zeus puso fin al mito de la sucesión y permaneció para siempre como el soberano indiscutido de todos los dioses, hasta ahora.

El tiempo pasó y Zeus continuó su reinado con normalidad. De vez en cuando le parecía escuchar una voz que lo guiaba con sabiduría…

La jaqueca

Pero un día, en que Zeus se encontraba en el lago Tritonis, en Libia, comenzó a sentir un peso inusual en su cabeza. La sensación de pesadez se convirtió en dolor, el dolor en latido, el latido en golpes, los golpes en martilleo infernal y al poco tiempo Zeus estaba rogando que lo maten.

Pero claro, él era el dios más poderoso, así que no había nadie que pudiera matarlo. Sus gritos resonaban por toda la tierra.

En un desesperado intento por aliviar su mal, Zeus sumergió su cabeza en el lago. Como esto no funcionó, golpeó su cabeza contra las rocas. Esto tampoco funcionó, así que saltó de cabeza desde las montañas. Pero el dolor se hacía cada vez más fuerte.

Hefesto al rescate

Casualmente, Hefesto pasaba por ahí, vio a Zeus en su terrible predicamento, y sin pensárselo mucho, sacó su hacha de doble hoja, conocida como labrys y… básicamente… le practicó una… trepanación. En otros tiempos era una práctica común. Hoy suena como algo que verías en una película de terror.

Otras versiones identifican a Hermes o Prometeo como el dios que le prestó esta “ayuda”.

Nace una diosa

La cuestión es que del agujero que tenía abierto Zeus en la cabeza, salió la diosa Atenea, completamente formada y adulta. Metis había continuado su embarazo dentro de Zeus.

Se dice que al salir de la cabeza de Zeus, Atenea lanzó un grito de guerra que aún resuena en algunos rincones del universo.

Bibliografía


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