Una diosa muy… justa

En esta ocasión, hablaré de una diosa que fue importante en la conformación del orden y, obviamente, de su relación con Zeus que, como podría esperarse, no fue ajeno a todo esto. Estoy hablando de la titánide Temis.

Su nombre significa “ley de la naturaleza”. Ella representaba la justicia y la equidad. Cuando no le hacían caso, Némesis traía el castigo justo.

Solían representarla con una balanza, una espada y los ojos vendados. ¿Te suena familiar? Sin embargo, las representaciones de la justicia, como las conocemos hoy. provienen de los romanos. De hecho, no había un paralelismo exacto: Lo más parecido que tenían los romanos a Temis era Iustitia, que significa justicia. Los civiles hicieron una interpretación abstracta del derecho romano: no tenía tanto que ver con los mitos. Así que las representaciones a la entrada de los juzgados corresponden a Iustitia, más que a Temis.

Volviendo a Temis, ella construyó el Oráculo de Delfos y fue pitonisa allí. También estuvo presente en Delos, como testigo del nacimiento de Apolo.

Temis y Zeus

Zeus tuvo tres encuentros íntimos con ella, de los cuales nacieron tres camadas de hijos.

Del primer encuentro nacieron las Horas. Ellas marcaban el ritmo de las estaciones del año: Decidían el momento de sembrar, cuando aparecían los primeros brotes, cuando aparecían los frutos y cuando había que cosechar. La primera era Eunomía, que significa disciplina o buen gobierno. La segunda era Dique o “justicia terrestre”. La tercera, Eirene, representaba la paz.

Del segundo encuentro nacieron unas hijas no tan agradables: Las Moiras, diosas del destino y con ellas nacieron la vida y la muerte. La primera era Cloto, la hilandera. Ella hilaba el hilo de la vida de cada mortal. La segunda era Láquesis, que determinaba el largo del hilo y así decidía el destino de los mortales. La tercera era Átropos, la inexorable. Ella cortaba el hilo por donde le indicaba Láquesis, poniendo fin a la vida del mortal en cuestión.

Del tercer encuentro nacieron unas doncellas hermosas que cantaban y bailaban al ritmo de una melodía que sólo ellas podían escuchar. Ellas eran las ninfas. Había de agua, de aire, de flores, de árboles, de grutas, de montañas… Ellas poblaron la naturaleza con sonidos y colores. Entre ellas estaban las Hespérides, que se mencionan en el mito de Hércules.